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martes, 20 de octubre de 2009
La felicidad tiene un solo nombre, no tiene mascaras, no necesita adjetivos. Esta aquì y no se ira pronto :)

Noveno Cìrculo

jueves, 15 de octubre de 2009
Son máscaras polvorientas, amarillas de azufre las que cubren sus ratas. Ratas contaminándolo todo. Y tú, un túnel infecto, túnel que escarba buscando sangre. Pero no encuentra nada más que una sonrisa altiva.

Y tú, ciénaga infecunda que fuera rio. No existe más. No existe, pero hay un sol sobre mi cabeza. Un sol que no te toca, pero que se expande en mi pecho.

Y en la noche te diluyes, toda barro, toda ponzoña, lanzando cuchillos de algodón. Los recibo y los uso para adornar mis pies. Esos cuchillos impotentes son tu cara, partida en dos. Dos que es cero. Cero que es un muerto. Y a los muertos no he de mirar jamás.

Hunter again

martes, 29 de septiembre de 2009
“El sexo es un arte” me dijo un artista mientras saboreaba mi piel entre tierra húmeda y pasto. Yo sólo me reía, con aquella risa de sirena siniestra que regalo a quien no veré más.
Me reía, con risa agotada, agitada, con risa contaminada de orgasmos culposos, pues son esos los que disfruto más. La risa contaminaba tus ojos verdes, dándoles un brillo opiáceo. Leí un dejo de masoquismo en tu espalda, y el sadismo de tu boca me dejo perpleja. Me retuvo, temblorosa, en el grito mudo que provocaste a mi cuerpo “transitorio entre mujer y diosa”.
Dibujamos relámpagos que parecían de cielo negro, pero que sabíamos de enchufe malo. No importa, dibujamos. El arte es arte. Tú pusiste el verde, yo aporte el rojo, rojo recordando a rosado, sin embargo.
Y así nos hicimos agua, entre piedras y plantas. Agua que quema, agua de colores. Tratamos de ser artistas y nos salió bien, aunque solo alcanzo para montaje.

Warning Sign

lunes, 21 de septiembre de 2009
Mirar por la ventana y ver arboles y más arboles correr. Pero pensar que tras ellos hay ojos, y esos ojos ya tienen nombre. Escuchar canciones, y en el playlist, pasar por alto las tristes, y escuchar solo las lindas, las románticas, y ahora pensar, no en una polilla, sino en ella. Y no sabes porque… de pronto piensas, citando una película igual de mamona que las canciones ya referidas “ el león se enamoró de la oveja”… lo piensas, pero luego te preguntas ¿ la oveja es oveja? ¿ Eres tu el león?... ¿puede haber amor?... Mientras el sueño se diluye en tu cabeza e intentas despertar… desesperadamente quieres despertar

VII

jueves, 27 de agosto de 2009
Una puerta que deja entrar el infierno. Un Godot que no detiene, que nunca llega. Demonios subiendo escaleras escarlata, con garras y arañas. Una mano sucia, cansada de sacrilegios. Una mano que tiene una llave. Una llave que abre el abismo. Un abismo que tiene un espejo. Y en el espejo, dormida, una puta vieja que cruelmente susurra.

VI

sábado, 22 de agosto de 2009
Confundir un perro con Baudelaire. Tratar de tirarse de un cuarto piso ( ja! De todas maneras no morirías). Llorar, correr, erráticamente. Mientras el piano viejo suena, contaminando todas mis venas, epidémicamente.
Decir te amo por primera vez, mientras el pato muere, y esa es la horrible verdad. El pato se muere, y el perro se quedo abandonado. El vidrio corre a caudales entre una mano y el piso.
Romper un cuadro de hace 3 años, y tu lo armaste de nuevo. Gracias por sacarme de la ventana.
Te das cuenta de que estas cagada cuando no le achuntas ni al vacio, y cuando dejas dos calcetas (desiguales, pero aun así, blancas) abandonadas en el balcón. Como dos lirios muertos, dispuestos a caer.

II

domingo, 9 de agosto de 2009
Con dientes felinos desgarra su garganta, atrás de su frente y entre pecho y espalda, mientras mira, paciente, a aquel miserable llorar.
Le mira con ojos de playa al atardecer, mientras las lágrimas, llenas de barro y podredumbre de aquel, ensucian sus paredes y la alfombra.
En esa mirada lata, suenan sus uñas también, afiladas, diamantinas, bailan bajo su sonrisa queda de Gioconda corrompida.
Sigue llorando el esperpento y los dientes y las uñas vibran con furor, pero los ojos tienden una red aletargada.
Las lágrimas hieden por todo el lugar, el pobre diablo no pone fin a su llanto. Se forma una poza cenagosa y maloliente que roza sus zapatitos color rosa, de tacón.
Los ojos miel y la sonrisa mansa caen al piso y se quiebran con estruendo. Luego el silencio.
Los dientes leoninos los vengan. Las uñas corren presurosas, en tropel.
Las lágrimas cesan, se confunde con hiel. Y el miserable flota con su cuello bermejo entre el agua salina y pedazos de ojos miel.
La des-sonrisada se agita, ciega, su furia nuevamente aflora. Iracunda, pero ya lejos, taconea y taconea.
Una lágrima y una gota de sangre salpicaron… sus zapatitos rosas se ensuciaron. Ya no es igual.
Se va