Jaulas

jueves, 17 de junio de 2010
- ¿Y que estás esperando?
-¿yo? Yo nunca espero… no espero nada
- y yo soy el papa… ¿que me crees bien hueón, no?
-No, pero tu sábes, tu siempre has sabido… es por tu culpa, hijueputa. Es por ti maldito remedo socrático. Es por ti.
-¡ajá! Hasta que lo dijiste cabrón… hasta que lo dijiste… y¿ no te acuerdas de ella? ¿o es qué acaso piensas que ella no tiene la culpa también?... si, esa, la misma vieja vestida de nenúfares, esos que se le caen desgajados entre las patas, ahí bien muertos, tu sabes.
-Esa es otra hijueputa… ella y tu, los dos malditos. Tu, martillándome por dentro las sienes, y ella envuelta siempre en canciones rosas, como invitando, abriendo la puerta. Esa misma vieja, que una vez que la sigues, saca los dientes y las garras, y te inyecta desde el centro del cerebro, bajando por la garganta… hasta…
- Hasta el corazón, dilo. Qué más da. Te conozco, empecé a funcionar antes de que lo notaras. Y si, soy la culpa de tus males, y de tu suerte también, así que más respeto parce, más respeto. Que si te creíste la gramática es por mi. Que si puedes serlo es por mi. Que si no has caído todavía es por mi, así que no vengás con eso parce… no digás…
La vieja, es ella la que te quiere quebrar, la que te tiene ai, tira’a pa’ atrás…
-¿Y si la quebramos? Que caiga la muñeca, que más da. Y ahí me das cuerda ¿no? ¿puede ser… anda, si?
-Na’ que la vieja esta bien verraca, no la mátes, no… encerrála, como yo te tengo a ti, en una jaulita pues. Le tirás canciones de vez en cuando, alguna comida y ahí. Qué no muera, que si te la quiebro ya funciono.
-Bueno, que va. Bueno… pero promete soltar la cuerda, que esta vez, puede que sol esta vez yo quiera…

Y ahí se encogio en la jaula, mientras el verdugo soltaba un poco la cuerda, pero miraba de lejos, con la dulce sonrisa del padre en los labios, con la sabia mirada del logos en los ojos. Pero los dedos de musa, ay esos dedos… Soltaron la cuerda.