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miércoles, 18 de agosto de 2010

Prometí que algún día te escribiría algo lindo. El asunto es que no puedo escribir nada relativamente decente cuando estoy muy feliz, así que desde el 14 del presente mes te sentencio culpable de mi sequía escritural.
¡Qué más da! Siempre supe que mi destino no era ser escritora, sino más bien estudiante y luego profesora. Contigo seré las dos y prometo intentar eximirme y eximirte de todos los exámenes.
El solo imaginarte haciendo tuto wawa me hace sonreir. Si, con la misma sonrisa estupidizada con la que te miro siempre. Con la misma que te tomo la mano, o te doy besos, o te escucho hablar de cualquier cosa.
Es cierto. No está quedando lindo ni artístico. Debe ser por eso que recurro a canciones que pueden decirte mejor que yo lo que estoy intentando. Una cada día, hasta que pueda decírtelo yo misma del modo más lindo que se me ocurra.
No se lo que es y posiblemente no quiera saberlo. Pero es maravilloso, y mientras nos haga feliz a las dos, mandemos a la cresta las explicaciones, las miradas intrusas que nos quieren expulsar del paraíso, y el mundo incluso, para ahogarnos una vez más en el firmamento de nuestros ojos hipnotizados.
Te adoro

Correr con el tiempo

jueves, 12 de agosto de 2010

Mi oído izquierdo explotará en cualquier momento. Lo se, se siente. Creo que cuando suceda, los ríos que bullen dentro de mi cráneo, saldrán a un mar desconocido y se diluirán para siempre jamás. Es probable también, que la naturaleza una vez más obre con sabiduría y que necesite eliminar todos los causes que ordenan mi mente, y no escuchar, no escuchar a nadie por unos momentos, para después, poder aprender a oír de nuevo.
Sea como sea, se que mi mente en cualquier momento arrasará con sus barreras y escapará por mis orejas o mis ojos, o tal vez, inusitadamente, por debajo de mis uñas. Tal vez es ese el tsunami de mi sueño. Cuando algo se destruye, hay que reconstruir. Una casa, una ciudad, la confianza, la fuerza.
Si hay que hacer correr el agua, o la sangre, habrá que hacerlo. Es una prueba más. Hemos pasado tantas, lo sabes bien. Si, tu sonrisa registra aun rastros de esa ternura (a veces) pretendidamente perdida.
Vamos, que nos moriremos una vez más, y luego, despertaremos de nuevo, con la piel más dura, y las garras más fuertes. Con un rugido más poderoso y con ríos, tantos, tantos, que llegarán al sol…
y ya sabe lo que pasa con el agua y la luz.