viernes, 14 de septiembre de 2012
Duele extrañamente, parecido a cuando quieres vomitar, estás a punto, lo sabes, pero no puedes. Te abstienes, te retienes. Desgarro vibrante en todo el cuerpo, lo pienso, lo mastico, lo intento escupir. Me arrepiento. Antes, ahora, después. Casi siempre me arrepiento. Un vaho de muerte se sienta a mi derecha y sé que no se puede más. Ni arrepentirse, ni someterse a un destino plano. Ya las palabras se sientan desganadas en mi lengua, la incertidumbre, el que… el cuando… Estar envuelta en la “tormenta de mierda”. “Todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia”

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