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martes, 7 de octubre de 2008
No puedo ver esa foto sin que se me descascare la risa y caiga rendida una vez más.
No quiero nunca más volver a caer, ni mi risa menos, menos aún por ti.
Es que a veces te apareces hasta en los cuadros inoperantes de mi cuaderno vacío, y tiende la tinta a esbozar el nombre… pero se detiene, y sin nombre no eres nada. Sino te escribo, te acabas.
Lástima que hoy mi cerebro es un cuaderno en blanco y mis ideas… tinta indeleble…

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