Suena una gotera idiota y repetitiva dentro de las venas, estas azules venas mías.
Siento las venas y siento el aire por la nariz asaltarme y es que en insomnio se siente hasta lo más digno de olvidarse.
La luz me carcome los ojos y amenaza con dejarlos abiertos. ¡Maldita sea esa luz, maldita, al igual que el infierno!
Y eso parece ahora este maldito momento, sonidos lejanos y taladrantes, manchas de luz ladridos de perro, todo en una ensalada que gustoso me trae ese horrendo mesero.
Este mesero odioso me frecuenta mucho en el último tiempo: ¿qué se servirá hoy señorita? Tenemos insomnio a la naranja, soufflé de pesadillas y budín de recuerdos.
Con odio le quito la bandeja y con verdadero furor le grito de lejos… ¿por qué no vas a hueviar a tu abuela y dejas de una vez que me drogue el puto sueño?
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