Suerte

domingo, 27 de marzo de 2011

Asustarse por lo inesperado. Correr de lo inesperado, en camino opuesto y en dirección a ello.
Cerrar ventanas mientras dibujo puertas en mis paredes. Se dibujan solas desde hace un tiempo, por cierto, y el aire atraviesa mi ropa y mis músculos y hace tintinear mis huesos de un modo extraño.
Del mismo modo se han movido las letras que siempre suelo atesorar como un mantra sobre mi frente, tornándose en signos extraños, en líneas de mapas oníricos. Se vuelven mariposas sin alas.
Extrañarse por la mala suerte (dentro de la buena) de encontrar solo terrestres y nunca dar con “el que vuela” o “la que vuela”. ¿Y para qué, te preguntas, si tu misma empujaste tus alas tan adentro de tu espalda que solo un accidente te haría sacarlas?.
No se, tal vez espero un accidente. Misteriosamente, desgraciadamente, acertadamente he sido lanzada a una fuente de la suerte, llena de monedas, sin saber cual tomar.
En el fondo sé que si la suerte se te ofrece así, es porque más de un símbolo se esconde entre todas las posibilidades. Una posibilidad de traspasar el espejo, o una posibilidad de meterse dentro del para no salir más.
Es tiempo de romper la crisálida y de ser la crisálida. De agarrar las letras esparcidas entre la vorágine de mi pieza y mis pasos y juntarlas de modo alegre...
…El asunto es saber leer. La vida entera se trata de saber leer.

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