lejana

sábado, 27 de diciembre de 2008
El macho cabrío me apunta con ojos de Nilo, impasible.Y bajo la vid yace mi corazón dormido, arrullado por su mirada.
Se despierta una mariposa, y en la cueva del corazón mío, hace morada.
Y aletea, un tanto drogada, aletea del vino de la blanca vid enajenado.
Retumba y se mueve, aquella barca sangrada, bajo los ojos del chivo que con gesto espectral, le ataca.
El chivo, con fuego en las astas besa mi corazón y de su vino lunar se embriaga. La mariposa aletea, con olor almizclado en sus alas y mientras el come con lujuria aquella cáscara escarlata, la mariposa derrama tan solo una lagrima lejana.

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