Besos malos

martes, 20 de mayo de 2008
Decían silencios metidos en mis dientes, ellas, palabras en cautiverio, agolpadas todas, pujantes, escociendo.
En esa cárcel maldita, temen pudrirse en su lucha, cautivas y laceradas, por esos ojos vacíos que tímidamente apuñalan a las palabras mías, amedrentándolas, dejándolas sumidas en su prisión.
No hay veneno más letal que tu horrenda dulzura, o tu más ingrata complacencia. Me dañan, me perturban y me queman los labios tus besos mal dados, fríos y extraños a la insistencia mía.
Y tras huir de tu cama, una mañana nubosa, el desdoro se apodera de mi sangre, agitándola en mis carnes con violencia ruin. Se me suben los colores al rostro y es porque siento que lo he destruido todo, todo en una noche. Y porque siento entre mis dientes a las malditas morirse, mientras con una ultima mirada me despides. Me maldigo nuevamente pues no lo dije, y talvez ya no exista una nueva oportunidad.

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