Pretendemos ser felices y tras carcajadas huecas el odio va inyectando malicia en los nudillos y la lengua.
Pretendemos desearnos, pero lo que sabemos es que queremos acostarnos para desgarrarnos, herirnos y en orgásmica secuencia apuñalarnos de verdades.
Queremos desnudarnos, no por morbo sino por las ganas de matarnos de espanto.
Pretendemos lujuria y hasta cariño, pero lo que tu quieres es violarme y lo que yo quiero es que lo hagas, y así poder cumplir las cien razones para odiarte.
Nos mentimos con descaro y pareces disfrutarlo. Te coqueteo y tras esa mirada insinuante hay un cuchillo. Tras tu sonrisa encantadora, un verdugo y tras mis pechos pequeñitos, veneno.
Así es esta noche, oxidada como otras tantas, maldita como aquellas que ya tejiste en mis cabellos. Otra oportunidad más para seguir mutilándonos con un “te quiero” que se escupe con ironía, solo como propina por aceptar destruirnos.
Después de aquello, esbozo una sonrisa mordaz y te beso con labios de cianuro. Me agarras por la cintura con dedos espinados, y pretendemos, ya por última vez, que nos interesamos y que nos volveremos a ver
It's a Trap!
Hace 5 años